miércoles, 8 de abril de 2015

A partir de un proceso de revisión: DIEZ AÑOS Y MÁS



Hace alrededor de diez años fue que comencé a escribir en serio lo que mi interioridad me dictaba. Pequeños esbozos de textos que no pretendía clasificar, fueron cediendo paso una escritura más formal, trabajada con respeto, y sobre todo, con la firme decisión de imprimir en ella un reflejo que me permitiera acceder al esquivo autoconocimiento.

Motivos externos también hubo, obviamente, ya que realizar trabajos según una pauta dada, sin duda añade rigor al oficio de escribir, y guardo varios apuntes experimentales  sobre aquello, apuntes que sirvieron de base para incentivar un libre fluir en las letras. Hoy, en pleno proceso de revisión para salvar algunos papeles huidizos, me he dado la tarea de reimprimir en forma más digna cada uno de los poemas que conforman este archivo bibliográfico personal. Y he aquí que una vez más me encuentro absorta ante el encanto del proceso: algo que pareciera ser un simple acto de orden, se ha convertido en un viaje alucinante al mundo de los recuerdos, al submundo de la lógica, al terreno, entre mágico y absurdo, de las emociones. 

Imposible describir con palabras doctas lo que me provoca este retroceder en el tiempo. Es algo…multiforme, a veces denso, oscuro, y otras claro, hasta herir con su luminosidad. Es cálido, delicado, espontáneo y agreste a la vez. Cada temática o perspectiva planteada, es un nuevo rostro de las mil caras derivadas de mi persona. Y es… ¡maravilloso este viaje! Cómo no, si en cada lapso de lectura o reescritura encuentro fragmentos vívidos,  indesmentibles, de mi propio ser, y de quienes que inspiraron esos sentimientos.

¡Qué hermoso el constatar que sí he vivido y que sí me he atrevido a auscultar el mundo de la locura! Nada más triste para mí que limitar la capacidad de sentir, de entregar, de plasmar, de crear, en suma, de ser. Indudablemente, me dado ese gusto y mi espíritu ha vibrado con ello. Se vibra con el amor, y también con el dolor, y con toda energía generada por la lucha atávica entre los opuestos. Y es desde ese tironeo metafórico que nace, fluyen y se derrama el fruto de la inspiración. ¡Qué consciente estoy de ello y cuán agradecida!

Creo –o pienso- a ratos, el pecho me va a estallar, y es de alegría. Un placer que brota a causa de las certezas, del reafirmar que no todo es blanco o negro, que podemos ir a nuestro antojo de punta a punta con la curiosidad viva del infante, con la pasión del valiente y la sabiduría que nos va dejando la experiencia. Hoy, este simple proceso de revisión, me ha servido para nivelar el desencanto que estancó mi entusiasmo primero. Hoy estoy segura: puedo afirmar que escribo no para vender libros o ser famosa: escribo (tal como realizo cualquier proceso creativo), para saber quién soy, cuál es mi voz, mi rostro más escondido, mi propósito, y al fin, en paz, poder reconciliarme con ello.





                                                       Amanda Espejo / Quilicura/ Abril - 2015

2 comentarios:

  1. Querida amiga, siempre te he dicho ¿Cuándo vas a compartir tu tremendo talento con el mundo? Si algún día decides escribir para "vender libros y ser famosa", seré la primera en apoyarte. Saludos afectuosos.

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  2. Te felicito y me felicito (a todos tus lectores) porque nos compartes tus emociones y sentimientos ¡Gracias!

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