jueves, 19 de enero de 2012

Mi análisis / Sobre las dificultades inherentes al trabajo colectivo - Área Literaria.


Verano 2012 - Quintero, Chile.



Sobre las dificultades inherentes al trabajo colectivo 
Área Literaria.
(Reflexiones surgidas después de las tortuosas relaciones vividas en Galería X)


No es para nada menor la experiencia que he reunido al respecto y, lamentablemente, debo reconocer que tampoco es tan buena como sería de esperar.
Este modus operandis se viene intentando por mi parte desde la creación misma de Revista La Mancha (año 2005), logro que tratamos de presentar dentro de un “supuesto “ Colectivo La Mancha, pero que en realidad, fue una experiencia atrevida de un reducido grupo de intrigantes de un finiquitado taller literario que decidieron, unos más y otros menos, hacer una publicación artesanal tipo fanzine, que sirviera de portavoz impresa de nuestras expresiones literarias.
Si bien personalmente es un orgullo el que dicha publicación haya perdurado y prosperado en el tiempo, la verdad es que el “colectivo” nunca fue tal, ya que con el pasar de los años se fue desgranando sutilmente hasta quedar reducido a su mínima expresión con respecto a integrantes que realmente trabajen en el proyecto. Distinto es el caso de los amigos: allí si que se ha acrecentado un valioso capital que nunca es demasiado agradecer en toda su cuantía.

Recuerdo que hace unos tres años, tres integrantes de otros grupos en red, intentamos hacer otro colectivo de arte independiente que funcionara a la par de nuestros proyectos personales. Esta vez, sería dirigido por mujeres, las cuales trataríamos de desarrollar y difundir al máximo los potenciales artísticos de cada una de nosotras con el fin de estimular e integrar nuevas “socias” al grupo. Se hizo (e hice) una pauta de directrices en cuanto a objetivos comunes y todas esas cosas que se siempre leen tan bien en papel y que fue muy bien recibida por el resto. Sin embargo, después de una aplaudida presentación performance del trío, la cual quedó debidamente registrada como elemento visual, este comenzó a diluirse por cosas tan simples como no lograr acuerdo en el nombre, los tiempos, o porque a una de las integrantes “todo le parecía NO”, o sea, no quería experimentar nada que no fuera lo que siempre hace. Conclusión: la experiencia quedó archivada como un lindo recuerdo, una “travesura” del momento que no dio para más.