domingo, 24 de noviembre de 2013

NO LO QUIERO SUAVE...







NO LO QUIERO SUAVE



En escarpado,  rozando el filo
el trueno estremece la íntima fibra.

Destella el rayo por la ladera, mientras
un viento denso, cálido y  húmedo
empapa cuerpos  que se insolentan.

A dúo, desnúdanse
hasta albear cada poro frente al ojo lunar.
No hay prisa en el gesto… más bien,  alborozo,
un  goce  insurgente en la yema del dedo  
que explora  las corvas  y las hendiduras
de la hembra brava con su semental.

No lo quiero suave -  ha ordenado ella.
Suave nunca he sido -  Y acomete él.

Gimen a un tiempo garganta y cielo.
Un remolino de viento refúgiase en  los cabellos
de la “encelada” que grita reasignando  cada verbo

La danza tiene su propio esquema:
absorberse uno  al otro hasta  médula del hueso.
Fragmentar, diluir, rasgar, engullir, libar…

Aullido
la furia de  ambos
en el clímax del intento.

“No              lo             quiero          s   u   a   v   e”
fue la sentencia.

No hay voces que se intuyan  a la vuelta del infierno.

No más que un eco distante

Los trozos desperdigados

La sangre del riachuelo.








Amanda Espejo

Quilicura / Octubre - 2013

jueves, 14 de noviembre de 2013

A (mi) Laura: PÓSTUMO




Fotografía: carátula de vídeo homenaje a Laura Salinas.




PÓSTUMO
(Sentir que permanece)


Necesito Amor.
Unos  brazos que me cobijen en curvas cóncavas, convexas,
y así, evocar por un instante la calidez de la concha materna.

Des-andar la espiral del tiempo hasta aquel olvidado instante
en que fui nada más que un frágil pez,
flotando, inmersa y segura, en el dulce sueño del Génesis.
Sin conciencia de algún futuro ni sentidos que lo percibieran.
Intuición. Nada más que intuir el ser, "una" pez,
un cierto amasijo resbaloso de faz arrugada y ojos ciegos.
(No quiero ver esa tristeza)
Un par de oídos rudimentarios.
(No quiero oír ese llanto...)
Una voz en ciernes que te ruega.
(Madre, no (me) llores)

¿Por y para qué lloras hermosa?

No me taches con la culpa ni guardes tu amor antes de tiempo.
Déjame aquí... navegando en ti, hasta que florezcan las algas
y  los mares se tiñan de rojo. Sólo entonces, reviéntate en mí.
No me odies, soy  resultado de un accidente.
Tú, el miedo a las consecuencias,
yo, el asombro ante el sin sentido.
Las mil preguntas escritas en mi piel: ¿por qué? ¿...?  ¿Por qué y para qué?
Yo era "una" pez... no sabía respirar. Me perdí…

Me perdí
desde la abertura de tus piernas, durante el trayecto hacia tus senos.
Me perdí, ascendiendo tu cuerpo aún antes de conocer tus labios.
Tus besos húmedos estaban fríos: (es falso que las lágrimas son tibias)
Yo...tan sólo quería TU amor.
Y ahora,  en mi pronta falta de ti,
tendré que parirme a mí misma una y otra vez, incansablemente,
en triste y perpetua secuencia cual lo hacen la noche y el día,
condenada.

Condenada
¿Por qué?  ¿Por qué y por quién?
Ya no me hablan  los nombres, ya nada aclara las culpas.
En el talle de tu molde fui formada y a tu justa medida fui cortada:
Tal  como tú, y por siempre, necesitaré de Amor.







Amanda Espejo / Quilicura, 2005

(Versión completa y revisada)