domingo, 24 de noviembre de 2013

NO LO QUIERO SUAVE...







NO LO QUIERO SUAVE



En escarpado,  rozando el filo
el trueno estremece la íntima fibra.

Destella el rayo por la ladera, mientras
un viento denso, cálido y  húmedo
empapa cuerpos  que se insolentan.

A dúo, desnúdanse
hasta albear cada poro frente al ojo lunar.
No hay prisa en el gesto… más bien,  alborozo,
un  goce  insurgente en la yema del dedo  
que explora  las corvas  y las hendiduras
de la hembra brava con su semental.

No lo quiero suave -  ha ordenado ella.
Suave nunca he sido -  Y acomete él.

Gimen a un tiempo garganta y cielo.
Un remolino de viento refúgiase en  los cabellos
de la “encelada” que grita reasignando  cada verbo

La danza tiene su propio esquema:
absorberse uno  al otro hasta  médula del hueso.
Fragmentar, diluir, rasgar, engullir, libar…

Aullido
la furia de  ambos
en el clímax del intento.

“No              lo             quiero          s   u   a   v   e”
fue la sentencia.

No hay voces que se intuyan  a la vuelta del infierno.

No más que un eco distante

Los trozos desperdigados

La sangre del riachuelo.








Amanda Espejo

Quilicura / Octubre - 2013

1 comentario:

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