miércoles, 23 de junio de 2010

Mi historia / Según la naturaleza.



SEGÚN LA NATURALEZA




Dicen que los lobos sólo aúllan a la luna...
Falso. Yo sé de una (la que testimonia), que vive penando al sol. Alaridos silenciosos, tanto o más estridentes que los aullidos nocturnos. ¿Parece extraño? ¿Será posible, acaso, ir contra la naturaleza? Tal vez, considerando que toda mi vida ha sido un accidente.
Hace muchos años, muchos más de los asignados a mi especie, mi existencia era feliz. A mis ojos se abrían los secretos senderos del bosque y cada cual conducía a una nueva revelación.
Las verdes praderas se mostraban ante mí en toda su vastedad y el cielo me brindaba gozos variados de viento, lluvia y nieve. La naturaleza entera cantaba para mí:


“ Vamos pequeña, corre y salta,
fortalece tu cuerpo para la caza.
¿Sientes qué bien huele la pradera?
Huele a flores dulces,
a humedad de tierra,
a sudor salado, a sangre fresca.
Sigue tu instinto, corre y mata.
No se puede ir contra la naturaleza”.


El poder de ese canto profético colmó mi espíritu, al tiempo que un irresistible olor caliente a vida salada me arrastraba hasta la ribera de una huella de agua...
Lo reitero... fue un accidente:


“ Y allí estabas, extraño...
reclinado sobre la orilla,
tan fresco de vida como yo.
Frágil, como cría de ciervo,
desvalido, como polluelo caído.
Tu piel lisa, de tierra pálida
y los ojos... tan llenos de tristeza
que el temor no tenía cabida en ellos...”


Fue sólo un instante... (un accidente). Yo me miré en tus ojos, tú te buscaste en los míos y un trozo de nuestras almas cambió de lugar. Las viejas enseñanzas de nuestros antepasados tenían razón y un viento frío de extraños presentimientos nos obligó a huir.
¿Se puede olvidar sólo dando la espalda?
Imposible. No se puede ir contra la naturaleza, y así, incompleta, no soy más que una consecuencia que ni la misma muerte acepta recibir entre sus brazos. Se me han otorgado años, interminables eslabones de tiempo para completar mi búsqueda y he recorrido diferentes geografías en pos de tu olor caliente, a sal de vida, sin reparar en nombres de pueblos, fechas o costumbres de hombres.
Así llegué a este lugar, de nombre en lengua extraña, indiferente para mí, de montañas escasas donde nunca cae mi amada nieve.
Aquí me he refugiado y paso el día aullando al SOL, hasta que la noche ensombrece los caminos y en silencio, puedo deslizarme al valle, al poblado, a sus gentes. De ahí también, obtengo cada luna llena mi alimento, (no se puede ir contra la naturaleza) seres como tú, frágiles como tú, pero carentes de lo que busco: una parte de mi espíritu.


“ Soy la NADA... un accidente,
una depredadora a medias
de apariencia salvaje
y perfume de mujer...
Mi especie me ha rechazado,
los hombres me han perseguido
y hasta el Gran Hacedor
se olvidó de mi destino...”


Dicen que los lobos no pueden llorar...
Falso. Yo he llorado hasta la última partícula que respiro, y hace tres noches, durante la pasada luna llena, incontenibles lágrimas de alegría desbordaron mi SER: he percibido tu olor y fue una sensación tan aguda que frustró mi cacería y cualquier otro impulso ordenado por mi instinto.
Por eso, esta noche he regresado tras tu estela hasta el pórtico de tres piedras. He traspasado el umbral y he subido hasta tu habitación... te he encontrado y me he encontrado. Extraños amuletos cuelgan de tu pecho... ¿de qué te proteges? ¿Qué dioses has debido inventarte para controlar tu instinto?
La sorpresa de tu mirada al verme da paso a la incredulidad, y luego, a la pena... ¿pena de qué?
Mi corazón (de hembra) parece estallar de alegría. Como puedo, te hago señas para que me sigas, y juntos, salimos a la noche donde una lluvia fina y fría, tan fría como la de mis añoradas montañas nativas nos da la bienvenida.
¡Soy feliz! Así es como DEBE ser. No se puede ir contra la naturaleza.


“¡Anda, ven, corre a mi lado!
Saludemos a la hermana lluvia
que nos trae el perdón de nuestros antepasados.
La larga muerte ha terminado...
La vida prometida se vislumbra
al resplandor del relámpago”.


Mi loca carrera, más parece una danza mágica, parte del ritual en donde el círculo peregrino llega a su fin. 
Tú, me has seguido en silencio y esta vez, yo sí aúllo a la luna con la certeza de haber recuperado mi destino. Luego, me acerco a ti, para lamer tu mano, en un gesto de amor...


“ Hoy, al verte, me he recuperado:
No existe más Señor, que tú,
ni más diosa, que yo en tus ojos...
Déjame lamer tu cuerpo,
deja que mi lengua áspera descubra 
brillos de cobre en tu pecho...”


Fue... sólo un accidente, no más que un segundo en que tus ojos vistieron la dureza del acero... y también acero fue lo que hundiste en mi pecho en busca de mi corazón. Antes que mis ojos se nublaran por completo volví a encontrarme en los tuyos, mientras de tu boca endurecida, apenas audibles, brotaban estas palabras: “Perdóname. Tú ya sabes que no se puede ir contra la naturaleza...”






Amanda Espejo
Quilicura -11-2004

Dibujo de Maritza Álvarez

4 comentarios:

  1. Es como entrar al rinconcito más cálido y sincero de tu corazón.
    Un abrazo cariñoso.

    ResponderEliminar
  2. Cual lobo en celo huelo tu olor y descubro que a pesar de tus intentos de convencerme de que eres una loba herida y accidental, presiento tu alma poderosa bailando en esas parderas verdes bajo un profundo cielo inquieto y sensual.

    Un gran abrazo,

    Ían.

    ResponderEliminar
  3. genial
    así de simple

    besitos de luz
    falta poco...muy poquitoooo:)

    ResponderEliminar
  4. Interesante cuento Amanda, muy bien llevado, entremezclado con algunos versos, muy genial. Tengo un cuento para niños de esa forma jeje, se llama "Halloween Apple". Bueno, te felicito, un abrazo de marianela.

    ResponderEliminar

Este espacio está abierto para tus impresiones. Úsalo con el mismo respeto conque yo me muestro para ti.
Se agradece...