Para pasar las horas de una tarde
sofocante, cojo un cintillo roto y trenzo, (como antes)
manojos de hilo torcidos sobre la
curva de alambre.
Trenzo, madre, con el tejido de “mango”…
¿recuerdas? El que usabas para sellar las bolsas de compras, mismas que luego
vendías para comprar el pan familiar.
Trenzo, y en ello me transporto a la niñez perdida que
todos quisiéramos olvidar.
Tú cortando las tiras plásticas, y
nosotros, todo quien fuera capaz de mover los dedos,
trenzando interminables sogas de
colores que tus sabias manos anudarían para confeccionar una malla.
Yo, trenzando, pensando era un juego,
algo para remontar las largas tardes aislada, sin derecho a salir de casa,
jugar, o hacer amigas.
Los postigos entornados, encerrados
todos por necesidad y capricho de él:
tu compañero elegido.
¿Pensaste alguna vez en el daño
causado, heredado sin miramientos a cada uno de tus hijos?
Pienso que no. Que la realidad se te
extravió muchos, muchos años antes. Tal vez, en plena adolescencia: un par de
trenzas largas enrolladas en tu cabeza, tratando de dar el “gran paso”, el
mismo de tus hermanas y que tú nunca pudiste igualar.
Trenzo tal como te vi peinar mis
trenzas escolares, antes de que él se
antojara por cepillar mi cabello y las reemplazara por un cintillo.
Tú trenzas y yo trenzo.
Las tiras de plástico se amontonan
mientras no dejo de mover mis dedos ágilmente, en muda competencia para ver si
te gano. Si te ríes por ello. Si me dejas parar un momento y descansas conmigo.
Quiero abrirme para ti. Destrenzar
las palabras de mis sueños y exhibírtelas en todo su candor.
Mas, no hay tiempo. La hermana
pequeña pide su leche y llora por muda el hermano menor.
Tu orden (un machetazo) corta, una
vez más, toda posibilidad de intimidad entre las dos.
Hoy, un día al azar, trenzo manojos
de hilos de cáñamo sobre un cintillo viejo, y ese simple acto, de antiguos
conceptos mancomunados*, desafía la línea de tiempo hasta traerte, nuevamente,
junto a mí.
P.D.
Dicen, gente que nos conoce, no entender el porqué te escribo tanto.
¿Acaso no saben eres mi primer y
último cable de arraigo a esta tierra?
*Conceptos ligados a la niñez:
trenzas y cintillo.
Amanda
Espejo
Quilicura /
enero - 2016
Hermosa prosa poética saludos amiga, besitos de Marianela.
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