(Ediciones del Taller - 2010) |
Para nada mirando en menos al oyente masculino, debo ser sincera y reconocer la íntima satisfacción que me produce el compartir mis textos entre compañeras de género. Se produce en esos instantes, algo más que una lectura de poesía: conversaciones, inquietudes, pautas sobre el proceso creativo de tal o cual texto y, sobre todo, identificación de las oyentes con la hablante de la poeta, o sea, yo.
Todo esto pude vivir hace un par de semanas en una reunión íntima convocada por Laura Mussa Arenas, con el propósito de compartir poesía y sentimientos. Fue increíble la respuesta de las nueve mujeres presentes...de una u otra forma, todas se sintieron identificadas con las situaciones/emociones que exponían los textos. tanto así, que en medio de la agradable atmósfera creada me incentivé a leer el último poema de mi libro (No hay más que Esto):
"Lo que pudiera suceder en una tienda de vintage".
Creo que no lo he hecho más de tres o cuatro veces, y siempre, entre muchas mujeres. Esta vez no fue la excepción: quedaron absolutamente presas de las sensaciones descritas en el texto y, obviamente, el llegar a ese estado fue muy grato para ellas y para mí.¡Qué viva el erotismo!
Quise poner antes algo sobre esta experiencia, pero estaba esperando alguna fotografía de la ocasión para ilustrar. Como no han podido llegar (por ahora), lo hago nada más así, para no perder el agradable recuerdo de la ocasión.
Gracias a Laura por su idea y amable invitación, y gracias a la vida por darme la oportunidad y "herramientas" para conmover a mis hermanas de género. La poesía, de ese modo, logra un fin concreto.
Amanda Espejo
Abril - 2014
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