miércoles, 6 de octubre de 2010

Mi regalo / Prólogo de Lila Calderón

Ante los cariñosos mensajes que me llegaron debido a la publicación  en el  Blog Sech del prólogo hecho por Lila Calderón para mi libro, me vi "obligada" (en agradecimiento, no por jactanciosa) a ponerlo aquí, en mi espacio, para pegar en los comentarios las palabras de mis amigos (as).
Si lo desean, pueden leer los comentarios y dejar su valiosa opinión.

Mujer y Poesía

Fotografía obsequio de Alejandro Wasiliew


En el libro “No hay más que esto”, de la poeta Amanda Espejo, encontramos una hablante poderosa, cuya voz expresa con fuerza toda una gama de sonidos, sabores, tonos y emociones que dialogan con el ser amado, presente o ausente, encendiendo palabras que hacen arder la piel o arrojan sobre la tierra humeante las brasas del deseo para que en cada nuevo encuentro se encienda el fuego que habrá de revivir la pasión que ambos sienten, “Absortos en el mutuo reconocimiento/ de este misterio atávico/ llamado origen”, como se anuncia en el poema “Es ahora”.

Entre los temas que preocupan a la autora se encuentran fundamentalmente el amor, el paso del tiempo, el dolor de la espera, el estremecimiento que produce el observar las fuerzas de la naturaleza en su relación con la esencia femenina, y la experiencia de vivir —con toda su complejidad. Existen fuerzas que amenazan con desbaratar el encanto, desgastar el hechizo, la pasión, el asombro ante el regocijo del amor irreductible. Y el poema asiste para saborear la palabra, encadenar sonidos, dar ritmo al verso, encender el faro que da cuerpo a la marea y disipa el silencio.

Voz fecunda de mujer que a veces gime o grita, o borda de ecos y recuerdos la página reveladora, cuando al modo de una oración suplicante dice en el poema “Entresueños”: “y cómeme el corazón/ para amarte desde adentro. / Ven… revíveme ahora, / sóplame tu amor de nuevo/ quiero ser tu creación, / tú, mi dios y mi asesino”. Eros y Tanatos tensando la cuerda, vibrando peligrosamente sin saber hasta cuándo.

A veces la hablante se enfrenta con el lenguaje, lo interroga, lucha con la palabra en la búsqueda del sentido que refleje la sorpresa, el goce, la duda, la luz, la intuición rescatada al vuelo sobre el amanecer. Multiplicidad, complicidad, oráculo o monólogo, es a menudo un velo que desnuda la entrega “con la piel pegada al cristal de la ventana”. Así leemos en el poema “Un momento”: “Te floreces/ Te fluyes/ te escurres/ Te viertes/ con un asombro suave/ temblando en los ojos”. Esos ojos que le permiten también “descifrar los códigos secretos”, y que se mantienen a través de los siglos “indiferentes al polvo del tiempo/ e inmunes al engaño/ de las falsas traducciones”. Existe también el diálogo con la poesía amorosa masculina. Tal es el caso del poema “Intertextualidad”, donde cita el Poema 20 de Pablo Neruda: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche”, al que responde con sarcasmo: “Escribir por ejemplo… sobre la crueldad del tiempo: / tan efímero, tan inasible y leve…”

Un continuo despliegue de sedas se alzan entre las páginas de este libro, que se abren ante el lector como jardines aromáticos, dibujando sombras que parecieran danzar “entre esta humedad pegajosa, / doliente, cálida, fresca y gozosa/ que resulta del lloverse juntos, / del regocijarse juntos/ ante el descubrimiento de amar”. Una pasión que también abre heridas, obliga a cambiar de piel, o a mutar para huir del dolor, padeciendo las acostumbradas metamorfosis y resurrecciones que el ejercicio del vivir impone y del cual la poesía es capaz de dar cuenta para exorcizar la soledad, el miedo, la incertidumbre. Como en “Altamares”, cuando la hablante invoca al amado: “Tú, mi faro de cardinales, / con tus cuatro extremidades/ marcando en cruz mi destino”.

Porque la poesía teje sus redes con hilos finos y nudos fuertes, compartimos sobre el espejo del cosmos los mismos problemas humanos del origen. Y por la misma razón la intuición poética nos permite sospechar que hay un sentido superior en este transitar por la tierra… y escribimos, y buscamos en la palabra despejar el enigma, encontrar el fuego secreto… como lo hace Amanda Espejo en estos textos que nos llevan a reflexionar sobre la demoledora afirmación del título del libro: “No hay más que esto”. Y sin embargo un dramático mundo se alza para configurar el drama de la existencia que nos sitúa a todos en el mismo escenario.




Lila Calderón.
Invierno 2010.

7 comentarios:

  1. Amanda, precisamente ayer lo leí en el blog de la SECH, me parece excelente y muy merecido. Felicitaciones.
    Aprovecho de preguntarte cómo obtener tu libro. ¿Te parece bien que hagamos intercambio? Dime con toda confianza
    cariños

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  2. Amanda, muy bueno el prólogo, felicitaciones. Tu arte no merece menos.

    Cordial saludo.

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  3. Felicitaciones estimada amiga, no es menor que se publique tu trabajo en la SECH. Me alegro sigue asì, siempre adelante. Saludos

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  4. Hola Amandita!

    Yo lo había leído ya, y por supuesto que en este prólogo de tu libro, se aprecia la capacidad expresiva de Lila, su talento, y el conocimiento que posee de tu persona y tu arte...de otro modo creo que no sería posible hablar de esa manera.

    En general los prólogos suelen ser latosos (para mi) u omitivos de lo que realmente se va a degustar en el libro mismo, por ser muy subjetivos, entre otras cosas... En el Colegio solía saltármelos (y después también), por aburridos y porque prefería mi propia experiencia y desafío a descubrir y sentir con cada quien. No quería sentir que me imponían un criterio a lo que debía encontrarme al sumergirme en la obra propiamente tal. Si llegaba a leer alguno, se me presentaba como un seudo análisis de algo que difícilmente vamos a poder "analizar" alguna vez: lo que cada quien tiene para decir.

    Bueno, esta es una excepción a esa regla que yo creo ver, por las razones que primeramente dije.

    Es excepcional.
    Felicitaciones a Lila.

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  5. feliciaciones una vez más!!
    ya lo había leído en la mancha(http://lamanchadesdequilicura.blogspot.com/2010/09/presentacion-del-libro-no-hay-mas-que.html), en la Sech y ahora acá

    besitos de luz y que llegue a todos lados ese hijo de papel

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  6. Claro que sí, Lichazul...es cierto que ésta es repetición de otros sitios, y te agradezco por tu cariñosa paciencia.
    Es...como lo dije arriba, para dejar testimonio aquí del trabajo de Lila y del cariño de mis amigos (as).


    Besitos!

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  7. Felicitaciones, Amanda, el prólogo lo escribí con cuidado y cariño, pero tu poesía habla por sí sola... ella me dictó todo.

    Abrazos.

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