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Pintura de Maritza Álvarez |
FÁBULA DE LA GARZA Y LA SERPIENTE
- ¿Qué te sucede pobrecita serpiente? ¿Por qué lloras de esa manera?
- ¡Ay de mí! - Se lamentó la serpiente -. Si tú supieras cómo es el bajo mundo donde vivo...
- ¿El mundo donde tú vives? - Se extrañó la garza -, pero, si es el mismo mundo en que yo vivo y no me parece nada terrible. Al contrario.
-¡Ah! Eso es porque tú te lo pasas volando y ves las cosas sólo por encima, pero yo, aquí mismo, debo lidiar con todos los animales que corren por la tierra, y además de tener que mirarlos siempre hacia arriba, soy despreciada por ellos. Soy temida e incluso odiada, y no existe uno sólo de ellos que yo pueda llamar "amigo". Me siento totalmente discriminada.
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Libritos "Hecho a mano" con la fábula y la garza. |
Eran tantos los lamentos de la serpiente, que la compasiva garza venció toda su natural resistencia y le dijo:
- Por favor, no digas eso ni sigas llorando. Yo no veo nada malo en ti. Y ahora que he escuchado tus penas, me gustaría llamarte amiga.
- ¡Oh! ¿En serio serías mi amiga? Estoy muy emocionada - dijo la serpiente enjugándose unas lágrimas.
- Por supuesto, y cada vez que nos encontremos, ambas podremos contarnos nuestras cosas - reafirmó la garza -. Ahora tengo que seguir con mi vuelo. ¡Adiós amiga serpiente!
Y dándose la vuelta, comenzó a salir de entre los pastos. De pronto, sintió que algo la agarraba por las patas y la empezaba a sofocar.
- Pero... ¿qué te pasa amiga serpiente? ¿Por qué me haces esto?
- Disculpa amiga garza - dijo la serpiente, volviendo a su silbido habitual -. Te agradezco mucho tu amistad, pero te he contado muchas cosas de mí, y al enterarte tú mis temores y debilidades, ya no puedo dejarte ir.
La pobre garza no podía creer lo que escuchaba y aterrorizada trataba de evitar que la serpiente llegara a su cuello.
Y ese hubiera sido su fin, si no fuera porque en ese tiempo todavía sucedían los milagros, y en recompensa por su solidaria actitud, de pronto, sus patas se estiraron y estiraron impidiendo – de esa manera - que la serpiente estrangulara su cuerpo. Y así, escapando del mortal abrazo, echó a volar llevando tras de sí como una estela, sus largas patas color de rosa.
Amanda Espejo
Quilicura, 9 - 03
* Este texto lo incluí en el proyecto Hecho a mano, en forma de librito artesanal, y todo por la inspiración que me dio la linda garza de Maritza Álvarez!
¡Excelente tu fábula y trabajo artesanal!
ResponderEliminarFelicitaciones Amandita.
Un abrazo grande.
Y buen fin de semana para ti.
felicitaciones!!!
ResponderEliminarun excelente trabajo creativo
abrazo y besito de luz
feliz fin de semana Amanda
Hola querida Amanda,
ResponderEliminarme ha gustado mucho tu hermosa fábula.
Pobre serpiente, que desde lo tiempos bíblicos ha sido maldedida, despreciada y perseguida.
Me hace pensar en el cuento de cocodrilo y el sapo.
El sapo necesitaba cruzar el río y el cocodrilo le ofreció ayuda a la que el sapo le agradeció mucho.
En la mitad del viaje hacia la otra ribera el cocodrilo le dijo al sapo:
"Ahora te voy a comer!"
"Pero porqué!" Preguntó el sapo alarmado.
"Porque soy un cocodrilo, es mi naturaleza!".
Hermosa la garza de Maritza.
Abrazos desde Copenhague la silenciosa,
Ian.
Querida Amanda, que bonita la fábula...está muy entretenido tu blogs, es un placer leerlo cada dia.
ResponderEliminarCon respecto al post que dejaste en Carrusel..te cuento que "logré mi cometido" cuando en un lector (o sea tú) me pregunta si es real o ficción. Pues, te digo que, es literatura basada en un hecho real y muy cotidiano además. Cuantas mujeres no estan sufriendo eso ahora. Ese relato es parte de mi novela sobre el maltrato a la mujer..para eso he debido entrevistarme con algunas de ellas y estos son algunos resultados.
Gracias por tu preocupación y apoyo como mujer....
cariñosamente
antonella