jueves, 25 de octubre de 2018

Poema DE SANTAS Y AMANECERES






¡Oh, Santa!, si fuese…

Me acunaras algo más entre tus brazos

nadando, confundida pliegue a pliegue

entre la bruma suave de tu amplio regazo,

tal vez pudiese musitar la sagrada letanía que conservo desde niña.

Pero nocturna eres, Madre

y la luz disuelve, maligna, los copos de algodón de tu penumbra.

Y ya no eres santa, solo madre.

Y las palabras silentes que fluyen de mi ser se tornan vacías

inútiles, no más que mantras de cualquier oriente/occidente

Nada que no apague el canto de los pájaros.

La paz que amenazaba mi corazón de nuevo es miedo, rabia, no-perdón

De tus manos calmas no quedan más que huesos

deshilándose, perdiendo astillas de hielo ante el empuje de sol.

Y pienso Santa Madre

que eres y eras las manos mismas de mi madre

como tal, sueltas las mías

y me dejas levitando, a la deriva, en el cuarto de siempre

con las certezas inciertas de siempre

con la dualidad de una vieja/niña

de erizados cabellos

que agita los brazos, en sobrevuelo

intentando vivir el breve espacio entre cielo y suelo.




Amanda Espejo 

Quilicura, octubre - 2018


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